Review: Las 7 claves del último trabajo de Beyoncé


Un día, hace unas semanas, el mundo amaneció con un álbum de Beyoncé en iTunes, titulado "BEYONCÉ", sin aviso previo, sin promoción, sin filtraciones. Catorce canciones acompañadas de diecisiete vídeos, un álbum conceptual y visual que debía ser consumido como si de una colección de cortos se tratase. Ya han pasado unos días de su lanzamiento, tiempo más que suficiente para poder ver "BEYONCÉ" como lo que realmente es, sin el artificio producido por la emoción que produce un disco nuevo en un fan de la música. 

Lo hemos escuchado hasta la saciedad, hemos visto los vídeos, por orden, desordenados, salteados, en estados anímicos variados y de fiesta, y tras esto concluimos que sí,  "BEYONCÉ" es el mejor álbum de 2013, aunque llegase casi al final. Y estos son los porqués. 

1. La cohesión. El álbum, que está concebido para ser experimentado audiovisualmente más que para ser simplemente escuchado, consigue que lleguemos al final sintiendo que hemos visto una película en la que la protagonista es Bey y que sigue un hilo argumental coherente en todo momento. 

2. La personalidad. Si bien este no es el primer disco de Beyoncé sin Papá Knowles como manager, sí es el primero en el que se ve a las claras que ella ha tenido control total tanto en el proceso creativo como en su ejecución. Se nota en temas como "Blue", dedicado a su hija y en referencias líricas a lo largo de la mayoría de los temas, que apelan a momentos de su vida personal. 

3. Adiós mainstream. La música de este álbum es lo menos comercial que ha hecho Beyoncé en toda su carrera profesional. No ha ido a buscar el hit single, aunque haberlos hailos (Blow, XO, Drunk In Love). Más que un álbum pop nos recuerda a lo que ha hecho Kanye con Yeezus o Jay Z con Magna Carta...Holy Grail. Este es un álbum de autor -  si tal cosa existe en el pop -  y funciona a la perfección. 

4. La innovación. El éxito particular de BEYONCÉ reside en hacerle caso y experimentar el álbum de la manera en la que está concebido: es decir, uno debe sentarse y darle al play, viendo todos los vídeos por el orden establecido. Lo que quizá popularizó Lady Gaga en su etapa The Fame Monster con vídeos cada vez más largos y elaborados ha llegado a su culminación con la creación de un disco en el que la imagen pesa casi tanto como la propia música, en la que el vídeo ya no es solo un acompañante a la promoción de un tema sino que toma un asiento central en su concepción artística.

5. El tratamiento de la sexualidad. El sexo como tal es uno de los temas más utilizados en la música, sobre todo el RnB/hip hop, pero es rara la vez que se trate con dignidad: hartos estamos de escuchar referencias denigrantes, sobre todo en el rap. Beyoncé es capaz de caminar entre versos ciertamente obscenos y referencias sutiles con una elegancia y una seguridad refrescantes. Juega con los desnudos y la sensualidad más absoluta sin que se nos olvide en ningún instante que el control lo tiene ella y sólo ella.

6. Conciencia social. Al hilo del anterior, BEYONCÉ es toda una declaración de intenciones en cuanto a lo que Beyoncé quiere transmitir y el tipo de artista que quiere ser, que ya se intuía desde Destiny's Child pero ahora lleva nombre y apellidos. "Feminista: persona que cree en la igualdad económica, política y social de ambos sexos", reza el discurso que se puede escuchar a mitad de "***Flawless". Al proclamar una postura tan firme se arriesga a alienar a una parte de su público anterior, pero al hilo del punto 3, es evidente que no le importa. Como dijo Jessie J una vez, con respecto a los concursantes de The Voice y por qué no funcionaban tras acabar el concurso, "el público pide a alguien normal y con talento, pero cuando se lo damos no lo quieren". Las discográficas tienden a buscar artistas inofensivos, universalmente comerciales, y Beyoncé fue la reina de este concepto hasta ahora. Y tan mal no le ha ido el cambio: En tres semanas ya superó las ventas globales de su álbum anterior.

7. La producción. Es evidente que todos los aspectos mencionados hasta ahora no tendrían peso si la música no estuviese a la altura, pero nada más lejos. Con la colaboración de music makers de éxito como Timbaland, The Dream, Pharrell, Sia o Ryan Tedder y la inclusión de productores desconocidos hasta ahora como Boots, BEYONCÉ consigue un sonido único, una actualización de conceptos, y lo mismo ocurre con los vídeos. En definitiva, crea moda que ahora el resto tendrá que tratar de superar, o al menos tratar de acercarse.





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