AUSTRAvagancia
El miércoles pasado en la sala
Shoko de Madrid, esponsorizado por Estrella Galicia (que siempre tiene muy buen tino para promocionar conciertos y artistas), fue el concierto de Austra, un grupo canadiense de electropop más bien suave, con melodías
que se pegan muy rápido, y que dan muchas ganas de bailar. A mí, personalmente,
su música me anima, pero también me ayuda a concentrarme, e incluso a ponerme off; es una ambigüedad de sensaciones
que hasta hoy, solo me han transmitido M83 y Austra, así que un punto a favor
para ellos.
La cantante, Katie Stelmanis, es
la esencia del grupo: su voz es clave en la música que hacen, y además, es su
segundo nombre el que denomina al grupo, que además se refiere a la deidad
letona de la luz. Una explicación muy mitológica para un grupo muy místico, que
además, para la gira de este segundo disco suyo, han presentado de forma
plástica, pues la proyección de fondo durante todo el concierto mostraba a dos
figuras de la mitología griega, el minotauro y la medusa, que remiten también, indudablemente,
al nombre del álbum, Olympia, el
famoso santuario de la Antigua Grecia, que como el disco, funciona como punto de inflexión.
Katie Stelmanis tiene una cara
peculiar, baila raro -un poco a lo Iván Ferreiro pero de forma mucho menos
estática- y la estética que lleva, que se refleja, en parte, en la estética del
grupo, es muy viva, con tendencia a colores muy encendidos, y cargados de
significado. Se presentó sobre el escenario con un vestido de forma poco
definida, de color gris plateado con muchos brillos, pero lo mejor fue su voz,
que fue tan buena, o mejor incluso, de lo que es en los discos, así que verla
en directa solo ha conseguido que me guste más. Y es curioso, porque a pesar de
tener un tono vocal más bien grave, es capaz de combinar éstos, y superarse, y
llegar hasta notas y acordes extremadamente altos, como en Lose It o en Hurt Me Now, temazos que hicieron vibrar
y saltar al público desde el primer segundo de canción. Y con respecto a los temas que tocaron, solo eché de menos un par que me parecen increíbles del primer disco, pero en general el repertorio que escogieron no defraudó, y de hecho, incluso obviaron las más lentas de Olympia para que el concierto no perdiese su dinamismo.
Su segundo álbum, Olympia, el que están presentando en la gira, es muy potente a
nivel sonoro, y algo más bailable y rítmico que el anterior, Feel It Break, aunque ambos son
estupendos y suponen toda una experiencia sonora. Su música no encaja en
ninguna corriente sonora concreta, es más bien una amalgama de varias; ellos suenan
a dreampop, a electropop, a un deje de shoegazing,
con un trasfondo de música clásica, con mucho juego de sintetizador, y
bastante electrónica que le aporta mucha textura y contraste a su música.
El directo fue increíble, ella lo
dio todo, bailó hacia el público, se mostró bastante cordial con éste, pero
nada más, quizás me faltó un poco más de interacción por parte del grupo en
general, sobre todo de los demás componentes del grupo, que estaban como muy
mimetizados con el escenario; si no fuese por los juegos de luces, apenas habría
visto al teclista. Ella movía y giraba todo su cuerpo mientras cantaba,
agachando la cabeza, desplomándose en el suelo, dándole la espalda al público
en varias ocasiones, e incluso, gateando por el suelo. Verla a ella dándolo
todo fue lo más espectacular. Y también el hecho de que bebiese de una taza.
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