Review: "Dreamland". ¿Ha merecido la pena la espera?



Todos los sueños se cumplen (o quizás no).

Ayer por fin, "Dreamland", la eterna serie promocionada por el grupo Mediaset llegaba a nuestras pantallas de la mano de Cuatro como un intento de revivir la pasión por la música, el baile y el fenómeno adolescente a un prime-time español donde las series de este corte son imposibles de encontrar y más si hablamos de producción propia.

"Dreamland" es algo novedoso en nuestro país. Mientras que los norteamericanos llevan años disfrutando de proyectos ("Hellcats", "High School Musical", "Glee") donde la música y el baile son esenciales en la trama, y en América Latina no pueden parar de ver en grupos musicales y sus coreografías una mina de oro para el público teen ("Rebelde", "Violetta", "Casi Ángeles", "Floricienta"), en nuestro país este género tan aclamado internacionalmente ha sido vejado y devaluado por los espectadores desde que "Un paso adelante" terminase.

Seamos claros, "Dreamland" no aporta nada nuevo al sector audiovisual, ni tampoco innova, pero sí aporta algo que hoy en día no tiene su hueco en la televisión nacional: la música, el baile y un proyecto-cantera donde se apueste por nuevos y jóvenes talentos que buscan una oportunidad en nuestra nación.
Ver los grandes musicales de la Gran Vía madrileña y los programas de televisión con un ballet conformado por los mejores participantes de los talent-shows y series musicales de nuestro país es inevitable. Las ficciones o realities han abierto las puertas del éxito a unos jóvenes a los que difícilmente se les da tiempo para brillar.

Con una banda sonora creada por los propios protagonistas de la serie creada por Frank Ariza, que ya tiene un contrato discográfico con Sony Music, y unos números de baile espectaculares y dignos de una producción de factura internacional, "Dreamland" es visualmente perfecta. Vale, quizás no perfecta, pero sí digna de alabar. Pese a que su fotografía es cuidada, la realización no da todo lo que podría dar de sí, lo que se puede contrastar por la ausencia de planos abiertos y generales que deslucen las coreografías y las escenas, quizás motivados por el enorme presupuesto que supondría al proyecto. Tampoco es baile todo lo que reluce y el guión, que según supimos anoche fueron ideados por el propio elenco de la serie, es bastante pobre y desluce el talento artístico y la calidad interpretativa del casi-preparadísimo cast que protagoniza el serial. Los fallos de dicción, los topicazos y situaciones vistas en la mayoría de ficciones de este corte que hemos tenido el placer de ver en nuestro país tampoco ayudan al despegue y consolidación de la misma como algo digno de recordar.

Tendremos que esperar y ver si Mediaset sigue apoyando el proyecto después de la fría acogida, recibida en forma de audiencias, en parte, merecidas por su poca confianza depositada en el producto al haber sido estrenado un día tan poco dedicado al target que podría tener el serial.

Personalmente, creo que todos le debemos a "Dreamland" un voto de confianza por lo valiente y arriesgado de la propuesta. No es fácil hacer algo como esto en nuestro país, a la vista las mediocres producciones de de creación propia ("HKM", "18, la serie") que hemos tenido que sufrir en carnes propias hasta la llegada de este posible "mesías" del género. La serie musical me parece, sin duda, un paso adelante para el reconocimiento y potenciación de estos formatos. Yo pienso seguir creyendo que los sueños se cumplen y seguir apoyando el proyecto a capa y espada. ¿Y tú?



Valiente despropósito

No dudo ni un momento en que la televisión española de los últimos años se ha vuelto valiente, no le importa arriesgar. Unas veces sale bien y otras veces sale Dreamland. Cuatro (y el grupo Mediaset) lanzaron esta serie musical como la gran apuesta de la temporada, pero algo me dice que si los directivos han puesto en la parrilla este esperpento es porque ya habían invertido demasiado como para poder desechar el proyecto. Y tras ver el piloto, no es para menos.

Sin juzgar las actuaciones (que ya habrá palabras más adelante para eso), el inicio de Dreamland me gustó. Se presentaba en sus primeros minutos como serie enérgica, fuerte, divertida y con un toque diferente. Sin embargo, es un inicio que no corresponde con la realidad ya que la serie, tras la cabecera, se desinfla como un globo minuto a minuto, escena a escena. Pasa de ser un revival de Fama o la más cañí Un paso adelante a un reversión de Mentiras y Gordas sin gracia, coherencia o identidad y con la misma falta de calidad. Mal escrita, llena de clichés e historias mil veces contadas y con personajes que no llegan a cuajar en el espectador, hacen de Dreamland una broma. ¿O acaso tras el episodio de ayer a alguien le importa lo que le pueda pasar a Moisés y cia?

Y es que parece que todo el presupuesto de Dreamland se ha ido en dos cosas: la promoción y en lo técnico. Es precisamente en esto último donde destaca, con una fotografía interesante y mucho más cuidada que en otras series para el público juvenil, donde siempre se opta por ir a lo barato. Quizás, sobre alguna máquina de humo (en serio, algún bailarín va a acabar ahogándose), pero por lo general las transiciones, la estética y los planos están cuidados. Aunque todo hay que decirlo, el esfuerzo en el plano visual también parecía desinflarse con el resto del capítulo, resultando muy interesante al principio hasta llegar a un nivel menos cuidado al final.

A pesar de ello, no es raro que los números musicales nos resulten una delicia visual. Con recursos un tanto vistos en películas de este estilo (Step Up), siguen siendo igualmente efectivos, con el añadido de que los temas son completamente originales, unos mejores que otros pero siempre entretenidos y muy optimistas.

Optimismo que se nos quita de cuajo al ver como en la siguiente escena, el talento interpretativo escasea. El nivel es por lo general bajísimo, incluyendo a una Natalia Millán que ha decidido no esforzarse y a unos protagonistas entre los que falta química y cuyas dotes interpretativas llevan a pensar que sus personajes tienen un encefalograma plano.

En conclusión, Dreamland podría haber sido mucho más y tiempo han tenido. Pero el proyecto no solo cojea, sino que hace aguas por todas partes. Y es una pena, porque se necesitaba y se echaba de menos algo así en la televisión española, pues no lo veíamos desde la desaparición de HKM protagonizada por Sara Da Pin Up hace ya 6 años o 18 en Antena 3 (ambas con más calidad aunque sin pasarse). Lo siento Dreamland, pero eres el rival más débil.


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