3 series que han sido estiradas como un chicle
Las networks, o lo que vienen siendo los canales en abierto de EEUU, tienen un sistema muy distinto a los canales de cable. Una de las principales diferencias es que los creadores no tienen ni voz ni voto a la hora de finiquitar sus series: si el producto funciona el canal lo llevará hasta el límite del desgaste con o sin su creador a bordo. Si la audiencia se cansa, entonces el canal saca la guadaña. ¿No os habéis preguntado alguna vez por qué series con varias temporadas acaban con un gatillazo o directamente no tienen final? Hoy os presentamos 3 series que han sido estiradas como un chicle, las que debían haber acabado hace tiempo pero que, extrañamente, siguen funcionando en la parrilla.
1. Anatomía de Grey
Seamos sinceros, el drama médico de Shonda Rhimes ya ha vivido lo suficiente. La serie cuenta con diez temporadas a sus espaldas, un fallido spin-off (Sin cita previa), la marcha de la mitad del reparto, un escándalo por homofobia e incluso versiones latinoamericanas (A corazón abierto). Tras diez años la trama ha ido desvariando y dando bandazos, diluyendo lo que el era en principio la serie. La anatomía hace tiempo que dejó de ser de Grey.
Resulta curioso (y quizá hasta mosqueante) que su propia showrunner haga declaraciones tales como que Scandal, su otro drama en la ABC, ya tiene un final pensando y que no tardará en llegar, cuando la serie acaba de empezar su tercera temporada. Mientras tanto, la famosa serie con Ellen Pompeo y Patrick Dempsey, que ha dejado de ser el drama más visto en EEUU superado precisamente por Scandal, sigue a medio fuelle en la parrilla. Incluso Rhimes ha admitido que algunas de las temporadas de Grey no deberían haber visto nunca la luz. Increíble.
@VDOOZER @DamonLindelof The whole fourth and fifth seasons of GA made me want to hide in a dark cave and maybe change my name. #withyou
— shonda rhimes (@shondarhimes) abril 26, 2012
2. Glee
A pesar de que nuestro compañero Tony López la disfruta ahora más que en su primera temporada (entre esto y su Top 10 de las Girls Aloud nos tiene en la redacción contentos), tras el último dato marcado por la serie, en Fox deben estar que trinan al haber renovado la show musical por dos temporadas más, la quinta que está actualmente en emisión, y una sexta para el año que viene. Y es que Glee tiene el honor de ser la única serie en emisión cuyo grupo de fans LA ODIA en vez de amarla. Es la máxima expresión de guilty pleasure, de ver una serie por inercia.
Ryan Murphy planteó unos primeros trece episodios excelentes (salvo el cuarto capítulo 'Acafellas'), dio un pequeño bajón en la segunda parte de la primera temporada que se pronunció en una regular segunda temporada y una decente tercera. Se nos abrió el cielo al anunciar que habría cambio generacional a lo Skins, cambio que no fue como se prometió quedando todo a medias tintas y dando lugar a una quinta temporada que da más vergüenza que alegrías (ese último episodio con marionetas...) Y todavía tienen la decencia de plantearse un spin-off con Rachel Berry...
3. True Blood
Vale, True Blood no es una serie de network, de hecho es de las más aclamadas de HBO. Pero se está alargando que da gusto. Parece que el material original de Charlaine Harris repartido en 13 libros (y varios más por venir) no es suficiente para el equipo dirigido por Allan Ball. Seis temporadas en antena más una séptima que terminará con la serie vampírica en 2014 han dado para desvaríos, locuras y para pasarse el material original por el Arco de Triunfo. Así, tal cual, vemos como entre los vampiros del sur de EEUU han acabado viviendo hadas, brujas, hombres lobo, etc. Ese plot twist puede tener hasta sentido, pero a lo largo de las temporadas nos hemos encontrado a personajes que mueren y que en los libros no, personajes secundarios a los que se les da mayor importancia, enemigos que mueren y reviven a gusto del guionista y escenas de sexo que pasaron de ser la marca de la casa a rellenar metraje sin sentido. Porque de algún lugar había que sacar para 50 minutos semanales.
Al menos, todas las temporadas han ido teniendo una curva de audiencia estable por lo que el final de la serie será por cuestiones creativas más que por desgaste del producto, asegurándonos así un final que, esperemos, decepcione en menor medida a lo que la industria televisiva nos tiene acostumbrados.
Por Jorge PM
Solo a Tony le gustaría mas Glee ahora que en sus inicios.
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